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Efectividad de la formación

Evaluación de acciones formativas
El quinto nivel: R.O.I.
(Reintegro de la Inversión)


Cualquier proyecto formativo que pretenda ser serio exige llevar a cabo una evaluación del mismo.


Hace más de 50 años, Donald L. Kirkpatrick presentó cuatro niveles de evaluación:


Haciendo un esfuerzo de simplificación, podemos definir así los cuatro niveles:


Reacción: Es la reacción de los alumnos respecto al curso, si están o no satisfechos con él.


Aprendizaje: En qué medida los alumnos aprendieron con el curso.


Conducta: El cambio de conducta que se ha producido gracias al curso y su aplicación futura.


Resultados: Qué impacto logró la formación en la organización.


Pero no siempre se evalúan todos los niveles. Una investigación llevada a cabo en Estados Unidos , en la que se consultaron nada menos que 40.000 responsables de Formación, arrojó las siguientes cifras:


De cada 100 organizaciones que hacen

Evaluación en la Formación:


86% controla la Reacción

71% controla el Aprendizaje

65% controla la Conducta

45% controla los Resultados


Es decir, ni siquiera la mitad controla los efectos obtenidos, mientras que la mayoría se limita a controlar el nivel de satisfacción de los alumnos.


Pero hay otro dato importante aportado por el estudio citado:


Del total de cursos evaluados:


83% son medidos en Reacción

51% son medidos en Aprendizaje

55% son medidos en Conducta

44% son medidos en Resultados


  Es decir, menos de la mitad del total de cursos evaluados se miden en función de los efectos reales que producen.


Pero si realmente queremos hacer una evaluación eficaz, tampoco podemos limitarnos a controlar el nivel de Resultados, ni siquiera debemos conformarnos con aplicar los cuatro niveles.


Hoy contamos ya con un QUINTO NIVEL:


El R.O.I. es la comparación, en valores monetarios, de los resultados netos obtenidos frente al coste del programa formativo (expresado en porcentajes).


Este nuevo nivel de evaluación se ha hecho muy popular. Muchos directores no están dispuestos a emprender un proyecto formativo si no se les garantiza un buen nivel de reembolso de la inversión exigida para llevarlo a cabo. No les basta con buenos resultados, sino que quieren estar seguros de que recuperarán con creces la inversión.


Es importante no confundir el R.O.I. con el Índice de Beneficio/Coste. Veamos la diferencia:


Fórmula del Índice Beneficio/Coste:

 

IBC = Beneficios BRUTOS del programa

                       Costes del programa


Fórmula del R.O.I. :

 

ROI = Beneficios NETOS del programa                         x 100

                    Costes del programa   


  Supongamos el siguiente ejemplo:


Si los costes de un programa son 20.000 y los beneficios 100.000:

 

IBC = 100.000                                 = 5           

                 20.000


ROI =  80.000     x 100                 = 400%  

                  20.000               


Como se puede observar, la diferencia fundamental consiste en que mientras en el IBC se toma en cuenta el beneficio BRUTO, en el ROI se considera el beneficio NETO, descontado el coste, y se expresa en porcentaje.


El problema de fondo de este quinto nivel de evaluación es cómo poder aislar los beneficios ligados directamente al programa, es decir, cómo cuantificarlos.


Esta técnica, evidentemente, tiene sus dificultades, pero no por ello es menos relevante.


Para profundizar en este tema, se recomienda la lectura de dos libros: "Evaluación de Acciones Formativas", de Donald L. Kirkpatrick, y "Return on Investment", de Jack J. Phillips.

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