Presentamos a continuación una serie de pasos cronológicos que pueden facilitarnos la tarea en la importante misión de transformar nuestras clases en verdaderas vivencias de aprendizaje.

1. Crea un archivo permanente de posibles materiales de apoyo.
   Recolecta materiales permanentemente, recorta caricaturas, apunta los chistes buenos que escuchas, registra citas de personajes famosos, etc., etc.

2. Agrupa los materiales por temas.
   A medida que vayas acumulando materiales relevantes es importante que los vayas clasificando por temas ya que esto te facilitará la búsqueda en el momento necesario. No descartes nada, uno nunca sabe qué es lo que necesitarás en el futuro.

3. Transforma los materiales en didácticos y fáciles de utilizar.
   Agranda los dibujos, escanea las caricaturas e insértalas en Powerpoint, prepara de antemano un póster con una buena cita, etc.

4. Si decides incorporar uno de los materiales a tu clase, fija claramente cuál es el objetivo que quieres cumplir.
   Nunca cuentes un chiste o muestres una caricatura sólo porque son buenos. Asegúrate que contribuyan al aprendizaje.

5. Una vez fijado el objetivo, decide qué material utilizar.
   (Primero el QUÉ y luego el CÓMO)

6. Haz una prueba antes de utilizarlo.
   Comprueba si el material elegido "funciona" y cumple con el objetivo. Tu familia y colegas estarán encantados de servirte de "conejillos de Indias".

7. Utilízalo en la clase.
   ¡Atrévete!. Tus alumnos te lo agradecerán.

8. Saca conclusiones mejorando el material en caso de ser necesario para que su próximo uso sea aún más exitoso.

9. Prepara un "plan de clase" detallado que explique el uso del material.
   Esto te servirá como orientador en el futuro y permitirá a tus colegas utilizarlo con el mismo éxito que tú. Podrás intercambiar con ellos ideas. Cada idea que transfieras a un compañero te obligará a desarrollar una nueva...

10. Sigue agregando a tu archivo nuevos materiales. ¡¡¡Renuévate!!!