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Formación para la gestión

"Emociones contagiosas"
(Ejercicio)

Materiales necesarios:

Ninguno

Desarrollo:

Explica a los participantes que van a hacer un ejercicio breve que les permitirá comprobar de qué manera nuestro comportamiento puede influir sobre las reacciones de los demás y de qué forma los estados de ánimo personales afectan al comportamiento de todo el grupo.

Comenta que el objetivo del ejercicio es propagar una emoción en la sala a través del contagio.

Uno de los participantes será el portador de la sensación de enfado, irritabilidad y mal humor. El formador eligirá al portador sin que los demás compañeros conozcan su identidad.

Primera vuelta:

Pide a los alumnos que se pongan de pie, formen un círculo y permanezcan con los ojos cerrados. Camina alrededor del círculo y toca en la espalda al participante que será el portador inicial. Pide a los demás que abran los ojos, que se paseen libremente por la sala y que entablen conversaciones con la mayor cantidad de compañeros como si estuvieran en una reunión social. El portador transmitirá su enfado/irritación a tres compañeros y cuando éstos perciban el contagio, cada uno de ellos contagiará a otros tres y así sucesivamente. El contagio se hará a través de un comportamiento hostil e irritado.

Una vez que cada persona contagie a otras tres, volverá a comportarse normalmente.

Suspende el ejercicio al cabo de unos minutos y pide que se sienten. El portador inicial se pondrá de pie y luego invitarás a que se pongan de pie los tres que fueron contagiados por él y así sucesivamente hasta que todos los contagiados estén de pie. Comprueba si algún participante no fue contagiado e investiga cómo ocurrió que no se expuso al contagio.

Segunda vuelta:

Anuncia que ha sido descubierto un antídoto en contra del enfado y la hostilidad y que el mismo se propaga a través de sonrisas sinceras y cálidas. Uno de los participantes será el poseedor inicial del antídoto y debará transmitirlo a tres compañeros a través de una actitud "sonriente" y positiva. Hasta ser afectados por el antídoto, los demás participantes se comportarán en forma normal. Una vez que cada participante haya sido influenciado por el antídoto y se lo haya suministrado a otros tres pasará a comportarse nuevamente con normalidad.

Pide al grupo que forme un círculo con los ojos cerrados. Da varias vueltas alrededor del círculo y en un determinado momento anuncia en voz alta: ¡Comenzar!! (sin haber designado a nadie como portador del antídoto).

Al cabo de unos minutos pide a todos que tomen asiento y solicita que levanten la mano aquellos que fueron afectados por el antídoto. Pide luego que todos señalen a quien, a su entender, fue el portador inicial del antídoto (se levantarán manos en varias direcciones). Explícales que no hubo antídoto, que no hubo portador inicial y que sí han pasado una experiencia con la difusión de un "placebo" y que el grupo fue curado porque tenía la expectativa de curarse.

Moraleja: El estado de ánimo del grupo entero depende en gran medida del estado de ánimo que transmite cada uno de sus miembros.

Algunas posibles preguntas para el debate:

  • ¿Cómo sintieron el efecto del contagio y luego el del antídoto? (para comprender qué actitudes del prójimo influyen sobre nosotros)

  • ¿Hay alguien que intentó evitar ser contagiado en la primera vuelta?, ¿cómo lo hizo? (para comprender nuestras posibles defensas frente a las actitudes negativas de los demás)

  • ¿Cómo se refleja esta experiencia en la vida diaria?

  • ¿Quiénes de los presentes están expuestos a este tipo de influencias con intensidad? (pide que comenten las situaciones presentadas)

Importante: Este ejercicio puede ser especialmente útil en cursos de atención al cliente, comunicaciones interpersonales, trabajo en equipo y comportamiento en situaciones de stress.

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